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Por Rubén Buitrón
La Fundación Wiese, a través del Museo Cao, tiene como uno de sus principales objetivos el resguardo y preservación de los bienes culturales muebles e inmuebles del Complejo Arqueológico El Brujo. Por tal motivo, las piezas expuestas en el Museo Cao se someten a un riguroso proceso de monitoreo. Uno de nuestros principales atractivos es el denominado “Ídolo de Madera”. Se trata un bloque de madera escultórica de lúcumo que mide 2.48 m de altura. En él se ha representado a un personaje en posición frontal que viste un tocado con dos felinos encontrados. Esta pieza fue descubierta en 1997 y fue depositada a manera de ofrenda durante la construcción del segundo edificio de la Huaca Cao Viejo. Su fino tallado, tamaño y policromía lo convierten en una pieza arqueológica única y excepcional del Complejo El Brujo y el Perú.
Por su inmensurable valor histórico y artístico, el ídolo fue sometido a un riguroso tratamiento de conservación. El objetivo fue mitigar agentes de deterioro y estabilizar estructuralmente la pieza.
El tratamiento inició con el desarrollo de un diagnóstico integral de la pieza. Así se identificaron daños, agentes de deterioro y riesgos. De igual forma que las personas, los bienes culturales reciben diagnósticos diferenciados, lo cual permite al especialista plantear el tratamiento más adecuado. Uno de los procesos técnicos más elementales de la conservación de bienes culturales es la limpieza mecánica. Ello permite retirar aquellos elementos que generan degradación a la pieza. Este proceso fue lento y minucioso, considerando que el ídolo supera los dos metros de altura.
Cuando se sospecha o identifica la presencia de agentes biológicos de deterioro, se utiliza la técnica de la atmosfera controlada. Este procedimiento consiste en colocar la pieza dentro de una cámara sellada e inyectar gases que impiden el metabolismo de insectos, que podrían encontrarse al interior de la pieza. El ídolo, al constituirse únicamente de madera y poseer gran volumen, es vulnerable a la afectación de insectos. Por ello se le sometió a esta técnica por 20 días. Concluido el procedimiento, pudimos tener las garantías de una desinfección total de agentes biológicos dañinos; es decir, todos los insectos murieron.
Finalmente, se procedió a la reintegrar localmente en áreas que presentaban riesgo estructural e impedían una lectura adecuada de la pieza. Los resultados del proceso de conservación fueron favorables para su preservación, pues impidió el ataque de insectos y reforzó su estabilidad estructural.
Estos procesos técnicos permiten a los bienes culturales preservarse para el disfrute de los visitantes y las futuras generaciones. Los trabajos de conservación hacen que los bienes culturales puedan prevalecer físicamente como testigos de procesos sociales de nuestros antepasados, y así contribuyan en la mejora de la sociedad.
Si deseas conocer más del ídolo de madera, organiza tu visita grupal a El Brujo, aquí