Elaboración de los fardos funerarios Lambayeque de El Brujo

Los fardos funerarios son piezas arqueológicas que forman parte de los hallazgos del pasado que demuestran el conocimiento que alcanzaron nuestros ancestros. Estos, en especial, no son solo repositorios de la memoria, sino también son una forma de acercarnos a la concepción que los antiguos peruanos tuvieron acerca de la vida y la muerte.

Los fardos funerarios son piezas que hemos podido encontrar en diferentes periodos prehispánicos y que tienen antecedentes muy remotos. En el Complejo Arqueológico El Brujo, la Señora de Cao fue hallada en un gran fardo funerario Moche.

Respecto a esto último, es importante anotar que, si bien este hallazgo es Moche, no todos los fardos funerarios hallados en el complejo pertenecen a esta cultura, sino que también son de la Época Lambayeque, que se asentó en el lugar entre los años 800 – 1375 d.C., luego del colapso de la sociedad Mochica. Además, después de este colapso, por el año 700 d.C., la Huaca Cao sirvió como un cementerio.  

Actualmente existen 142 fardos funerarios encontrados en las excavaciones en el Complejo Arqueológico El Brujo, de los cuales, un 95% pertenecen a la época Lambayeque y cuentan con un estilo propio, en contraste con sus pares asentados en la Costa Central y Sur. 

Los fardos funerarios de la cultura Lambayeque encontrados en El Brujo

La preparación de los fardos funerarios, en civilizaciones antiguas, como es el caso de la Lambayeque implicaba un proceso complejo. Si tenemos que hablar de cada paso para la preparación del individuo, podemos centrarnos en las tres primeros. Primero, en el caso de la preparación del cuerpo, en la mayoría de los fardos hallados se observa que están en posición sentada y flexionada. Para lograr esta posición el cadáver contaba con cuerdas que le sujetaban los tobillos y brazos; además, se le colocaban placas metálicas en el interior de la boca y/o el área del rostro, para luego ser recubiertas con motas de algodón. 

Tras la preparación de cuerpo, se colocaba el envoltorio funerario, para lo cual se cubría al fallecido con textiles de algodón, empezando por la cabeza. Como sucedía con el cuerpo, para fijar los textiles, también se usaban cuerdas de algodón a la altura del cuello y el tórax. Este proceso de colocar textiles sobre el cuerpo se repetía, lo que hacía que el fardo ganara volumen. 

Por último, luego de que el envoltorio fuera puesto, se procedía con la colocación de los accesorios y, en el caso de los Lambayeque, era costumbre pintar la zona del rostro con pigmentos roja y amarilla. En algunos casos, también se ha logrado identificar máscaras, pelucas, coronas y turbantes. Tras la colocación de accesorios los fardos eran vestidos con prendas de la época, ya que el objetivo era que se asemeje a la forma humana. 

La colocación de vestimenta en los fardos funerarios Lambayeque ha podido visualizarse en el 61% de los casos hallados en las excavaciones. Estos casos presentan unkus en varones o anakus en mujeres, aunque si bien las prendas sugieren el sexo del fallecido hay que tener presente que esto no es determinante, por lo que además de esta evidencia, se deben realizar estudios antropológicos que confirmen esta sospecha.