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Sin duda la arqueología ha sido una de las actividades más afectadas por la pandemia. En la situación actual, los investigadores reemplazaron sus habituales trabajos con tareas remotas, siguiendo las medidas de seguridad establecidas; sin embargo, la reactivación de algunas actividades dibuja el panorama con tono alentador, sobre todo con la activación del mecanismo de Obras por Impuestos en el rubro de la investigación arqueológica.
Normalmente, los proyectos de arqueología eran financiados por universidades y donantes, por medio de becas y otro tipo de contribuciones; pese a ello, el financiamiento era y es aún muy modesto. En el contexto de la pandemia, la investigación habitual se ha interrumpido, ya que no siempre es posible asumir el costo administrativo ni se dispone del presupuesto para tomar las medidas de prevención de la salud.
En este contexto, la investigación ha tenido que reorientarse. Alejados de las excavaciones, se ha optado por tareas remotas o el estudio de colecciones a través de catálogos privados. En resumen, se ha acelerado la transformación digital para que ahora, y a futuro, si volviera a repetirse una situación como la actual, las investigaciones no se detengan salvo en investigaciones de campo.
El arqueólogo Augusto Bazán Pérez señaló que en el caso del Complejo Arqueológico El Brujo han sucedido tres tipos de inversiones en el plano de investigación arqueológica: principal es el uso de los fondos propios de la Fundación Wiese; la segunda, financiamiento proveniente del extranjero, primordialmente de EE.UU., y el tercero, reciente y robusto, los fondos del gobierno peruano. En ese sentido, la Fundación Wiese llegó al complejo a inicios de la década de 1990, de la mano de Guillermo Wiese de Osma, quien se hizo responsable del financiamiento de las principales investigaciones hasta el año de su fallecimiento; la exposición de los principales espacios de la Huaca Cao se dieron bajo su mando. Luego de su deceso, la Fundación Wiese siguió con los trabajos, incluyendo la construcción del actual Museo Cao. Además del financiamiento propio, investigadores extranjeros han realizado estudios de campo y colecciones en El Brujo, invirtiendo sus fondos de investigación.
A la inversión propia y privada, ahora se añade la de origen estatal a través del mecanismo de Obras por Impuestos; una oportunidad por la cual el estado peruano invierte en investigación científica. Bajo este mecanismo, una empresa particular invierte dinero y luego el Estado le reconoce esta inversión perdonando los impuestos que esta empresa tenía que pagarle. Para Augusto Bazán, esta sería una forma “adecuada, sostenida y de mayor impacto económico y de investigación, en contraste con la inversión privada que siempre ha muy limitada.”
Vale decir que es la primera vez que el mecanismo de Obras por Impuestos permite el financiamiento de investigaciones arqueológicas. Con él, el Estado peruano invertirá en El Brujo obtendrá poco más de 5 millones de soles para para la ejecución de un proyecto de investigación de más de 24 meses: “Es la primera vez que ocurre en arqueología y esperamos que la experiencia sea exitosa y marque la pauta para más y mejores investigaciones en el país, ya que la arqueología en el país es por demás rica”, indica Bazán.
Bazán sostiene que ya empezaron las investigaciones arqueológicas y que pronto se compartirán los resultados de las mismas, con todos los públicos interesados en el Complejo Arqueológico El Brujo, a través de las plataformas digitales establecidas por la Fundación Wiese.